Aquí, con las hormonas.

Si de algo puedo estar segura es de que las notas de mi cuaderno están escritas con unas manos carcomidas además de fugitivas.
Pasan millones de minutos, litros de minutos, grados celcius de minutos, ríos de minutos, metros de minutos, cifras largas y decimales de minutos, porque el tiempo se mide en cualquier sistema, en cualquier reproductor de dvd. Escuchar que una ambulancia pasa afuera de casa no basta y el
pasear por el barrio con dolores coléricos no es buena opción. Pero si lo haces al lado de tu padre y con un helado en la mano disminuye la presión. Hoy fue la primera vez que pensé que eso de ser mujer a veces no es tan bueno, pero no soy una cobarde.
Hoy todo es hormonal, la comida también lo es, las lecturas también lo son, los objetos de mi vecino son hormonales, las corcholatas que algunas personas clavan en el piso son hormonales, la presión en los hombros de igual manera, el día de ayer fue todo hormonas.
El aprender a confiar y a desconfiar. Nominalización de un verbo en infinitivo, así de aburrido resulta ser nuestro día cero. Entonces presiento que mi sentido del humor escasea y temo. Vi un perro muerto en medio del túnel, vi la sangre del perro chorreando en medio del túnel.
Escuché unos poemas sobre Hiroshima: D Ó N D E, D Ó N D E, D Ó N D E, Q U I E N E S, Q U I E N E S... e insensiblemente reí. Mordí mi dedo para poder aguantar porque reía cuando no tenía que hacerlo. Mi sentido del humor se desvía. Imagino cuando el señor de enfrente se pintó el cabello con un tono rubio.
Mis manos siguen mordidas y fugitivas. Mi confianza ha sido empaquetada y enviada a un lugar desconocido.
Me acordé que un día una escena de "Los caballeros de la mesa cuadrada" de Monty python que me hizo reír mucho, pero como no encontré tal episodio y como mi ingenio está más hundido que la cabeza de un avestruz en el hoyo más profundo, pongo dos capítulos de "El sentido de la vida" acá donde una carcajada es lo que se necesita:



Rambo girl.



Escribo esto a cinco horas de regresarme a Guanajuato. Son como los últimos días, como los primeros días también. Tecleo con los dedos hinchados, con las manos moradas. Escuchando la canción del hombre de los párpados azules. No he hecho mi maleta pero ya lavé los calcetines.
Leí el texto de la primate y me dejó pensando largo rato sobre los movimientos sociales y las personas aisladas. Utopía de la convivencia sin problemas, sin más que los demás.
El cumpleaños de Jacks se acerca. Ya pasaron diez años. Ya. No le gusta que le lea cuentos con diferentes tipos de voces. Ya.
Trato de evitar el pensar negativamente pero no me dan ganas de ir al frío con las manos hinchadas. Con huecos en los nudillos.

Rambo girl, mi dibujo, el sexto de los dos dibujos diarios que haré por 55 días como parte de un proyecto ultrasecreto. Retratos de personas conocidas, vistas aunque sea una vez en la calle, en mi casa, en la escuela, en la azotea, en la nocturna, en tu trabajo pero no en el mío, en la silla, en la cama, en el buró, el comedor, en la sal y en las pastelerías.
Golpearé a todo aquel que se atreva a conquistar una chica resucitándole poesía. Ella lo dice y yo lo confirmo. Y Rambo girl golpeará a todo aquel que recite o le escriba a una mujer el capítulo 7 de Rayuela sin poner la referencia.
Y a todo el que no se vaya a dormir cuando al día siguiente se tenga que levantar temprano.
Rambo girl volteada.

Toma el portafolios y corre.

Encontraría la manera de hacerte ver todo lo contrario, de cortarte las uñas y de enderezarte la espalda, de rasparte la boca y planchar tu flequillo.
Tu voz. Luego digo que tu voz no sea una lata de boing de guayaba.
No hago un panfleto en contra de nada, lo hago en contra de todo y en especial en contra de los jueves por la mañana. Y no por la lluvia y no por el frío y no por los callejones escurridos.
Sí, por las palabra, por la "inteligencia" y por el ruido, por algunos versos que tengo que copiar, por el acento extranjero por eso el panfleto en contra de todo. Por eso mi apatía por los jueves en la mañana, porque los encuentro absurdos, los encuentro encerrados, los encuentro con goteras con ojos pequeños con libros aburridos con cara de guacamaya encerrada.

Tus lentes finos nunca me han conmovido.
Las citas en mi libreta son como fosas nasales tapadas.

Y tengo una de Paul Valéry: "A veces nos despertamos en plena aventura o angustia"

Yo los jueves no me despierto más que con ganas de quitarme el pelo y operarme el cráneo.

No todo estuvo tan malo este jueves por la mañana porque me acompañó la música, la que sigue:

Domo arigato gozaimas.

Yo soy:

Telépata.
Ing. Social.
Desempleada.
Electro hippie.
Autista.
Sepulturera.
Rapera minimal.
Nadadora epiléptica.
Monja con gingivitis.
Abortista.
Medium.
Stuntwoman.
Inventora.
Buzo jubilado.
Cazadora de ovnis.
La reina de las ratas.
Cirujana de ardillas.
Freak.
Catadora de cortauñas.
Veterana de Vietnam.
Bailarina derriche.

Yo soy:
La Petit volteada.



Gracias Fieltroman por presentarme de esa manera y ser mon amie.

Mar c´est loin.

Marcelino. Yo.
Haciendo fotografías con mi abuelo.
Haciendo a veces palabras sosas con mi abuelo.

Imágenes que están.

Aquí:

http://marcelinogritafuerte.tumblr.com/

Cosas que se miran de lejos.

Los cerros ya están secos y no hay mucho de qué hablar.
En estos días las cebollas no hacen efecto.
Las rodillas que no se cicatrizan y todo se convierte en un eterno retorno.¿Hasta cuándo se rompe el eterno retorno?
Y hablamos de nuevo de la imbecilidad del lector. Nos asumimos como lectores y de verdad quiero que me preste su nuevo libro. El libro que tiene tantos dibujos.
Y la furia se desata de vez en cuando. La furia y las especulaciones de un revolucionario inactivo. Y ganas de ver a los guanajuatenses que no he visto porque viven en otros cerros lejos del mío.
A dónde se fueron todos los de Pueblito de Rocha que conocí años atrás.
A gritar fuerte para que los pájaros vuelen con justificación.


Dime cometa, dónde estás.



La madrugada. Es la madrugada la que se me sube por la espalda.
Y mañana o mejor dicho en un rato las cosas comienzan, una de ellas el Taller sin rostro 2.0 y me emociono de nuevo porque de nuevo aprendo.
Y tengo una idea, la apertura de ese momento volando papalotes en un parque.
Que se despeje nuestra imaginación viendo cómo vuelan esas partes de papel y madera.
Los resentidos pueden decir lo que quieran, en la mañana de los papalotes nada importa.
La semana: pesada porque muchas ideas no cuadran con las mías. Siempre la necesidad de ser lo contrario. Analicemos esos discursos que nos disgustan con el principio de cooperación. Todo esto para que nos muerdan los dientes, nos entierren vivos o nos manden a vivir a Ciudad Juárez.
Esta semana me enfrenté una y otra vez a enormes cascadas en los callejones de la ciudad que extraño aún estando en ella. Antes odiaba esas cascadas, ahora me gustan y salto sobre ellas.
Estoy segura de que detesto leer poesía en voz alta en un salón de clases. Me gustaría leerla pero cayendo de un paracaídas. Las cosas a las que viene a caer uno cuando se es un renegado.
Yo me sigo con los papalotes y con esa voz de Tom Waits, en esta madrugada atómica de física teórica. Tom Tom Tom.

Ahí viene y tú que piensas que es de color rojo.



Que venga la ola de febrero. Que se arranca el año y luego no para.
Que a veces me siento vieja y odio por eso a él por sentirse viejo.
Que ahora no puedo saber. Que tengo un paraguas listo para la acción. Mojaré mis calcetines por si te importa. Que ahora no tengo mis pies refugiados en arena y agua.
Que no me salvo del jueves de Trilce.
Que el que como presentador de objeto.
Ola de febrero ven a morder mi acta de nacimiento.