Aeiou

Debí de aprender a mandar al diablo lo que no quiero o lo que no está hecho para mí, más rápidamente.
Debí aprender muchas cosas, por ejemplo a nadar o saber más francés o saber tejer una bufanda.
Debí aprender a no dejar que mis emociones dañen mis órganos internos, el cuerpo está lleno de emociones que deterioran a nuestros órganos, esos que no son el cerebro y no saben nada de emociones.
Debí aprender a mandar al diablo más fácilmente, debí aprender que a veces lo que más queremos que suceda, no es lo mejor ni lo más bueno, debí aprender a escuchar mi lado sensato.
Debí aprender a no decir siempre lo que siento, a guardar mis pensamientos a encerrar con llave a los que no tienen que salir.
Debí aprender a ignorar mis impulsos, ser más prudente, más reservada, más como muchos.
Debí aprender a quitarme todas las emociones, a dejar que el tiempo fluya a no forzar al tiempo.
Debí aprender a dormir temprano, a leer más y a escribir más.
Debí aprender a mandar al diablo más rápidamente.
Debo aprender a mandar al diablo más rápidamente.
Hay muchas cosas que se deben aprender, muchas.
Y llevo un camino lento.

Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.

Leí un documento de la antigüedad,
hablaba de dos personas que harían un pacto con la saliva de un canguro.
Dos tipos que llegarían hasta un bosque y escucharían música en un reproductor de cassettes. En realidad no recuerdo si lo leí o lo soñé.
Unas maquetas sin construir, un par de balbuceos sueltos por ahí.
Personas que se sonrojan, nada serio.
Lluvia y empapados, sonrisas al por mayor.
Música y saltos.
No sé si lo leí o lo soñé pero eran dos personas que trataban de conocerse a través de la música, los tés y el cine.
Dos personas tratando de construir su propio soundtrack a través del otro.
Un bello paisaje, miradas y más sonrisas.
Pudieron ser cualquiera, pudieron ser todas las personas, pudieron ser cualquier pareja.
Pudieron ser muy buenos amigos o todo lo contrario.
Escribir, charlar a altas horas de la noche con uno mismo, con un amigo, con una persona lejana. Las palabras están hechas para todos.
Mi pensamiento que no se aleja de los días pasados. Mi mente aferrada.
"Basta que alguien me piense para ser un recuerdo" ¿Cuántas veces he sido un recuerdo?
La música nos puede decir bastante de las personas. La música y los sueños.Un intercambio, un duelo de canciones que resulta no serlo.
Dicen que octubre tiene las más bellas lunas, no he volteado a ver el cielo en la noche ni una sola vez en este mes.
Por eso salgo de aquí, para antes de dormir, levantar la vista y comprobar si lo que dicen es verdad y no una ilusión como eso que leí o que soñé.
Tenemos una conversación de códigos distintos. De esas conversaciones que debería de tener más frecuentemente.

Recuerdo esas noches en las que mamá nos leía un libro antes de dormir.



Robando imágenes a mamá.
Robando los labiales rojos de mamá.
Robando los recuerdos de la infancia con mamá.

And somewhere, maybe someday...

Soy solo un sueño de un perro que está en coma, me dijo una vez un amigo, reí un rato y se me quedó esa idea en la cabeza.
¿Qué comparación tenemos con el mar? ninguna.
Pero tenemos el privilegio de verlo y sentirlo y sumergirnos en él.
Una vez, una chica me estaba contando sus penas de amor, para ella el que había sido su novio era el mar. Ella decía, él es el mar.
Y yo sentía pena y algo de enojo discreto a la vez. ¿Cómo se atrevía a comparar el mar con una persona?
Yo nunca me he atrevido a hacer ese tipo de comparaciones.

I'm just a little person,
One person in a sea
Of many little people
Who are not aware of me.

Hoy en la biblioteca, cerca del museo vi a un pájaro caer, agonizar moviendo sus alas para luego morir, sentí un golpe en el pecho al ver esa imagen. Los pájaros muertos me persiguen. Cerré los ojos para ya no seguir viendo esa ave y pensé en el mar, en lo grande que es, en cuántos pájaros muertos albergaría.
Cerré los ojos y de nuevo pensé que no compararía a ninguna persona con el mar.