Sólo en mi funeral portaré el vestido más escotado que haya existido nunca, uno que combine con mi piel morada y fría.


Si puediera llevarme a la tumba a todos los rostros que me he topado esta noche, la noche anterior y los rostros de varios años viejos, no lo haría. No lo haría. Preferiría escaldarme la lengua yo sola. Preferiría un autocastigo. Comer piña y escaldarme la lengua antes de llevarme a la tumba cientos de imágenes de desconocidos repugnantes. Porque sería una fiesta de monstruos a la que prefiero no estar invitada. Ser la anfitriona que no está invitada. Ofrecer un banquete sin estar presente, sin ser invitada, sin ser coleccionista de armas.
Ahorré toda la noche, así toda la noche guardando las ganancias que no han llegado. La finalidad de mis ahorros van hacia la compra de un patíbulo.
Un patíbulo en donde meteré a las moscas que me despierten por las tardes. A los perros que me persigan en el bosque. A las plantas que no cumplan su deber.
Si pudiera llevarme a la tumba unos pocos recuerdos, no me llevaría éste. Abandonaría esta noche en la que escribo sin razón alguna, abandonaría a todas esas melodías lentas que inventan los que tienen el entrecejo fruncido, la cara larga, la boca chica y la voz lenta. Sin duda no me llevaría esto a la tumba.
Allá abajo adornaría mi estancia con lucecitas de navidad y evitaría a los darketos y a las personas que piensan que son vampiros y a las personas que piensan que dar abrazos a desconocidos reconforta el espíritu. A ellos, les escupiría con todas mis fuerzas.Juntaría toda la saliva que he producido desde que salí del vientre de mi madre hasta ahora para aventársela y mojarlos. Les escupiría todos mis líquidos hasta casi quedarme seca. Y eso lo traduciré como un acto para mostrar que puedo tener mucha repulsión. Mucha.
La imagen de un ave cayendo después de que algún gordo calvo con dientes de oro le haya disparado, no me parece bella. Sin embargo parece ser un asunto cotidiano el debatir que imágenes son bellas ante mis ojos. Y aquí tengo una:

(Léase con tono lento, con matices de voz, con un cuarto lleno de arcilla)

Un calvo cae
no el calvo, o la
ésta es sencilla
anónima desde el vientre.

Acaso se desploma, se sumerge se hace bomba
pero concordamos en que un descenso se está dando.

Si yo digo que un calvo cae
lo digo sencillo
pero con la mayor aspiración.
De que cuiden su cuero cabelludo,
No intercambiar dientes por cabellos.

Si la muerte llega a a mi puerta
la recibiré con un ligero asentamiento
que además de sentir el viaje en balde
querrá cambiarme sus dientes y huesos viejos y rotos
por los tres cabellos que me quedan.

Un calvo cae, ahí voy inescrutable.

La vida me parece innecesaria cuando son las tres de la mañana. La gente se dedica a dormir y a vivir los sueños. En los sueños aparece de nuevo la fiesta de monstruos, toda su vida me parece aburrida. La vida de los objetos caros que habitan en los sueños.
Me daría asco decir que todo lo escrito aquí, ahora, no tiene ningún sentido.
15.16 enero de 2011. Muero de asco.

¿Quién piensa en el futuro sin antes haber dormido lo suficiente?



Mientras me exponía sus proyectos, le escuchaba sin poder olvidar que no le quedaban más que unos días de vida. Qué locura la suya de hablar de futuro, de su futuro. Pero, ya en la calle, ¿ cómo no pensar que a fin de cuentas la diferencia no es tan grande entre un mortal y un moribundo ? Lo absurdo de hacer proyectos es sólo un poco más evidente en el segundo caso.
Cioran.

Predicciones.



Si yo fuera un remolino me los tragaría a todos y los vomitaría en el mar.