El fotógrafo de cadáveres.



En la Revista Alternativas de Octubre dedicada a la muerte, se publicó un artículo que escribí sobre uno de mis fotógrafos preferidos: Enrique Metinides. Dejo aquí el texto. La fotografía desempeña una función de testimonio, de documento que informa y registra un hecho específico. A lo largo de la historia, el trabajo en la fotografía periodística se ha desempeñado en mostrar imágenes de conflictos políticos y desastres naturales. La cámara se convierte en un elemento indispensable para registrar hechos de gran impacto en la historia de la humanidad, de eventos que no son parte de lo cotidiano pues marcan a la historia y trascienden: las guerras, los movimientos sociales, las catástrofes producidas por la naturaleza, etc. El trabajo fotográfico de Enrique Metinides reside en el periodismo, sus composiciones fotográficas son vinculadas con el cine negro, captan el instante preciso de la muerte y la muestran en su apogeo en distintos escenarios como incendios, suicidios, accidentes automovilísticos, aéreos, choques, atropellamientos y rescates de montaña. Susan Sontag menciona que “una fotografía pasa por la prueba incontrovertible de que sucedió algo determinado”, ¿puede existir algo más determinado que la muerte? Precisamente es lo que Metinides retrata en su trabajo fotográfico, la determinación en su máximo esplendor. Enrique Metinides también conocido como “el niño”, nació en la Ciudad de México en el año de 1934, sus fotografías además de vincularse con el periodismo también son consideradas obras de arte por su composición, su línea temática y el impacto social y político que éstas tienen. Su trabajo como fotógrafo lo inició desde que era niño (razón de su pseudónimo) ya que laboraba inicialmente como ayudante de un fotógrafo de periodismo sensacionalista. A partir de entonces se encargó de retratar por mucho tiempo sucesos en el diario La Prensa, mostrando el lado más cruel de la ciudad de México, plasmando en imágenes asesinatos, muertos, incendios y catástrofes de toda índole. Metinides realiza fotografías de sucesos espectaculares pero siempre con una composición que no cae en el escándalo, maneja una estética que transforma lo horroroso en bello. Las imágenes de Metinides tienen un fuerte valor expresivo como suceso trágico, sus fotos son estructuras narrativas que nos cuentan una historia sobre distintas maneras que existen para morir. Enrique Metinides expone emociones de situaciones que caen en las tragedias humanas, como lo dice Baudrillard: “la condición humana sólo es posible cuando los seres vivos están unidos por sentimientos violentos de repulsión, de desagrado” y precisamente las fotografías de Metinides son parte de esa unión. Los espectadores van formando un pacto con la realidad, una realidad oscura, triste y trágica que es plasmada en su periodismo fotográfico. Su trabajo consiste en plasmar cadáveres, formar parte de la escena del crimen en el momento indicado. La fotografía se construye de instantes, pero su complejidad consiste en perpetuar el instante por mucho tiempo. El objeto fotografiado cambia de contexto, ya no es lo que fue, eso pasa con el trabajo de Metinides cuando los hechos criminales se vuelven un acto estético y el retrato de la muerte reside en una obra de arte. Sus fotografías plasman con claridad el deceso de la condición humana.