Lectura de poesía en el Lechón Ilustrado

Esta vez he querido enloquecer un poco más y escoger una a una las palabras adecuadas, porque eso es lo que hace un loco: se obsesiona y se muere si es necesario cargando tabiques de metal en su espalda.

Tuve la ambición queridos escuchas, -queridas personas que no escuchan-, de escribir para ustedes un texto brillante, un texto para oír de noche mientras fingen que soportan esta tortura. Todas las lecturas de poesía son una tortura. Quise escribirles las mejores frases, pero el autosabotaje es mi mejor don. Mi magia y mi ciencia.

Mi sueño siempre ha sido irme lejos como el de todos y como el de nadie, también mi sueño es nunca asistir a las lecturas de poesía y sin embargo aquí estoy ladrando ante ustedes y quejándome ante ustedes.

¿Por qué no asistir a estas lecturas? Porque todos duermen, porque quizá disfrutan más leer en solitario con una propia voz y una buena entonación, no con esta voz temblorosa que ahora me acompaña.

¿Para qué me invitan a las lecturas de poesía? Sufro mucho cuando asisto y siempre digo que sí.

Los poemas, la poesía, fueron para mí un accidente: subí a una motocicleta sin casco, me sumergí en un mar lleno de tiburones blancos y fui a la guerra sin un chaleco antibalas. Caminé al borde del precipicio y fue así como surgió un libro.

Seguí la doctrina de los perros románticos, “había perdido un país pero había ganado un sueño”. ¿Cuántos países seguiré perdiendo en este territorio infame? Igual que Bolaño he soñado que soy un detective viejo y enfermo.

Voy como un detective viejo y enfermo tratando de dar a conocer cómo acontecen las galaxias. Sin embargo, he leído una conclusión esta mañana en un periódico: somos adictos a la microdosis constante de información, somos junkies de megabytes.

En esta lectura de poesía, no quiero leer poesía, quiero decirles que tenemos que afrontar una nueva era política, que debemos de usar un cerebro salvaje para actuar ante los lobos autoritarios y montar en nuestro pecho un cristal a prueba de balas como el que ahora tiene la Torre Eiffel.

Quizá mi solución en esta lectura es construir un poema hecho de cabezas:

Los jueces mantienen bloqueado el veto migratorio

En La Guajira venezolana, los niños abandonan la escuela para vender gasolina

Rusia admite haber matado a tres soldados turcos en Siria y pide disculpas
“Hay que aplaudir cuando alguien llora, cuando alguien siente”, cuando alguien convierte un Oxxo en una galería de arte.

En esta lectura de poesía, los veo a ustedes y ustedes mi miran a mí sin entender lo que pasa en este comercio de ataúdes que llamamos mundo. 

Y como dijo Nicanor:

“La poesía se ha portado bien 
yo me he portado horriblemente mal”.


Guanajuato, Gto., febrero 2017