Lo que se dice en una noche, cuando no tengo frío.



Hay gente que sola se enchueca la cabeza.
Hay muchos poemas que no me gustan pero sé reconocer el ingenio de algunos versos.
Hay gente a la que quiero tatuar en la espalda.
Hay poemas que se encierran en el congelador, que se comen en el horno.
Hay muchas tonterías que leer por aquí.
Como muchos poemas que leer con los ojos cerrados.

Para qué las metáforas.

(Banksy)

Leí, claro, algo de Fadanelli que decía: la literatura crea metáforas que hacen menos solitario el camino hacia la muerte.

No sé si creerlo, a estas alturas no sé en qué creer. No creo en el lenguaje de la muerte ni en las páginas en blanco.

Todos tenemos algo qué decir. Pero muertos decimos más cosas, lo decimos todo.
Muertos transmitimos todo el amor que nos faltó dar.
Porque la ausencia es el mayor de los amores, es el mayor de los regalos.
La ausencia es el almacenamiento de recuerdos y los recuerdos vencen a la muerte.

Para qué por ejemplo, sentir la muerte tan cerca. Para qué estar ahí.

El camino de la muerte es solitario, no necesita de metáforas.

Y de nada sirve que un hombre se aferre al filo de una ventana para no caerse.

Hasta que vea un cerdo volar.



En el cielo hay un cerdo que nos mira. Que nos esconde y nos busca.
En el cielo hay un cerdo del color de nuestra carne.

Se alimenta de las nubes y de los pensamientos de los imbéciles.
En el cielo hay un cerdo con los ojos cerrados, hay un cerdo enamorado.
Escucha canciones noise.
En el cielo hay un cerdo que se dedica a hacer noise.
Sólo en una parte del cielo vive y vuela, sólo en los edificios legendarios.
Me asomé por la ventana, el cerdo se comió los últimos cabellos que te quedaban.
Tomó tus dientes prestados y de pasó te mordió las costillas.

En el cielo hay un cerdo que se parece a nosotros.