Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.

Leí un documento de la antigüedad,
hablaba de dos personas que harían un pacto con la saliva de un canguro.
Dos tipos que llegarían hasta un bosque y escucharían música en un reproductor de cassettes. En realidad no recuerdo si lo leí o lo soñé.
Unas maquetas sin construir, un par de balbuceos sueltos por ahí.
Personas que se sonrojan, nada serio.
Lluvia y empapados, sonrisas al por mayor.
Música y saltos.
No sé si lo leí o lo soñé pero eran dos personas que trataban de conocerse a través de la música, los tés y el cine.
Dos personas tratando de construir su propio soundtrack a través del otro.
Un bello paisaje, miradas y más sonrisas.
Pudieron ser cualquiera, pudieron ser todas las personas, pudieron ser cualquier pareja.
Pudieron ser muy buenos amigos o todo lo contrario.
Escribir, charlar a altas horas de la noche con uno mismo, con un amigo, con una persona lejana. Las palabras están hechas para todos.
Mi pensamiento que no se aleja de los días pasados. Mi mente aferrada.
"Basta que alguien me piense para ser un recuerdo" ¿Cuántas veces he sido un recuerdo?
La música nos puede decir bastante de las personas. La música y los sueños.Un intercambio, un duelo de canciones que resulta no serlo.
Dicen que octubre tiene las más bellas lunas, no he volteado a ver el cielo en la noche ni una sola vez en este mes.
Por eso salgo de aquí, para antes de dormir, levantar la vista y comprobar si lo que dicen es verdad y no una ilusión como eso que leí o que soñé.
Tenemos una conversación de códigos distintos. De esas conversaciones que debería de tener más frecuentemente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo real es irreal. ¿Llegare a nada? Espero.