
El tiempo pasa muy muy rápido y Rogelio ha crecido mucho, ya no es el mismo cachorro tierno y amigable, ahora es un perro grande y medio loco...
A veces pienso que se hace el que no entiende aunque sé que él también piensa lo mismo de mí. Nos la llevamos muy bien pero a nuestra manera.
Con Rogelio me he dado cuenta de muchas cosas, una de ellas es que aunque me gusten mucho los perros no soy buena para cuidarlos. Pero Rogelio es otro asunto, es como otro hermano, nada más que eso.
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