Después de tratar de convencer(me).
Fui a la biblioteca bonita, la que está en la calle bonita (calle Madero). Buscaba libros de Borges (me he metido en líos). Un señor se acercó y comenzó a decirme: Fox dijo Borgues, pero cómo no confundirnos con tantos escritores que hay (él no sabía por qué siempre confundía a Borges con Arreola y a Revueltas con Arrelola, terminó diciendo que su escritor favorito es Juan José Arreola pero que nunca diría Abreola o cosas por el estilo), sonreía, se quitaba los lentes y se rascaba la nariz.
Me recomendó unas revistas y luego me leyó un fragmento de un artículo de Gabriel Said. Luego los dos leímos algunos cuentos de Borges.
Esos cuentos me ponen nerviosa y luego pienso: ¿por qué Borges? Y me rasco la nariz.
El Aleph: me gusta esa especie de crítica que hace a los escritores pretenciosos (los que piensan que tienen un Aleph en el cerebro).
También me gusta el amor que tiene el protagonista para Beatriz, el que se extiende después de la muerte (el conocimiento no puede ser infinito, nunca conoceremos el universo en su totalidad, pero en esta FICCIÓN el amor es infinito).
En mi libreta de ideas no propias anoté unas cosas bien revueltas, todas del Aleph:
Comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
Cambiará el universo, pero yo no (melancólica vanidad).
Tan ineptas me parecieron esas ideas, tan pomposa y tan vista su exposición, que las relacioné inmediatamente con la literatura, le dije que por qué no las escribía.
En su escritura habían colaborado la aplicación, la resignación y el azar.
Comprendí que el trabajo del poeta no estaba en la poesía; estaba en la invención de razones para que la poesía fuera admirable.
Críticos literarios: personas “que no disponen de metales preciosos, ni tampoco de prensas de vapor, laminadores y ácidos sulfúricos para la acuñación de tesoros, pero que pueden indicar a los otros, el sitio de un tesoro”. (jojojo)
Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un pasaje detestable del pasaje del tiempo.
Un Aleph… es uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos. El lugar en donde están sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos. Todos los lugares de la tierra están en el Aleph.
Vi todas las hormigas que hay en la tierra.
Temí que no quedara una sola cosa capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara jamás, la impresión de volver. Felizmente, al cabo de unas noches de insomnio, me trabajó otra vez el olvido.
Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz.
Terminé, me fui. El señor de los lentes me dijo adiós.
Salí, en la calle bonita había una propaganda barata y absurda del circo Ataide Hermanos, llevaban en camionetas un montón de tigres, cebras, llamas, camellos, caballos, etc. ¡Malditos charlatanes! Aunque he visto cosas peores en Guanajuato: Elefantes trepados a la base de una camioneta sin protecciones y encadenados de una pata, un hipopótamo deshidratado y triste (esa imagen es una de las más tristes que he visto en vivo y a todo color), eran muchos animales los que traían por las calles. Deberían de hacer un circo de calidad, no necesitan tener animales para eso. ¡Perros charlatanes! Me disculpo con los perros por la comparación. (En fin, tenía que decirlo).
Se acabó el día, llegó el siguiente. Mi última adquisición fue, en el DF -me quedaría por siempre en esa ciudad (mentira), me gustan los edificios altos-: una rata que parece de verdad pero es de juguete. A cada rato nos topamos con ficciones y realidades, lo curioso es que siempre terminamos por confundirnos.
1 comentario:
Ohhh no sabia que te gustaba
Q Lazzarus!!!.
Esta rola esta chida tambien la de White Lines (jaja a mi me gusta).
Cuidate Pau. Nos vemos
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