Remedios y reme dios.

Sí, el futuro es incierto y el presente aterrador (exagero).
Con lo del futuro incierto no exagero. Esta vez no tengo planes, las opciones en mi cabeza son pocas. Nada es como antes que siempre tenía algo pensado, muchos planes con demasiadas alternativas. Hoy nada. Nada. Nada.
Estoy en blanco y con mucha indeterminación já. Bloqueada ante el paso del tiempo y hasta enfrascada en los recuerdos. A punto de perder la capacidad de asombro (eso nunca, pero esto me tiene que sonar trágico y digo: qué peor tragedia que perder la capacidad de asombro).
Maldita incertidumbre. Lo único que tengo claro en estos momentos es mi fijación por Woody Allen, la lectura de aforismos, el odio a las carnitas (porque son peludas y se mueven), el entusiasmo por la llegada de los sábados (que se acaba en cuanto llegan), mi amor a las madrugadas, mi proceso de desenamoramiento, mi angustia por algún día perder la vista, mis procesos de desenamoramientos,mi gusto por escuchar una y otra vez Falling Down de Tom Waits (otro de mis muchos amores platónicos), mi angustia ante la muerte en cualquiera de sus presentaciones, el miedo a las abejas y avispas, mis ganas de salir y salir de la ciudad, mis ganas de lo ordinario más que de lo extraordinario, mi esfuerzo por adentrarme a lo imposible. Sé que tengo las amígdalas inflamadas, que mis manos se resecan con el frío, que soy buena para los desencuentros (amorosos y de cualquier tipo) y que en el fondo me hubiera gustado ser guitarrista de flamenco o troquero norteño.

De lo demás no sé nada. Ni siquiera sé mi tema de tesis. Ni siquiera sé qué pasó con aquel señor viejo con el que conversé en la calle el otro día. No sé cuál fue el final de la película "El sacrificio" porque me quedé dormida (y no creo saberlo nunca porque cuando la trato de ver siempre me quedo dormida). Mis propias palabras ahora son obsoletas, mientras yo escribo esto, en el mundo han de estar pasando miles de sucesos muchos más productivos e interesantes que estas podridas e inútiles palabras.
Mi pésima redacción me impide escribir tan a menudo como antes, ya que no me importaba mi pésima redacción(ni lo mala que soy con la puntuación). Mi falta de coherencia (y de concordancia verbal) me da inseguridad en cada frase. Mi muletilla al hablar hace que me den miedo las masas y el pensar tan sólo en abrir la boca frente a un auditorio me da náuseas. Mi distracción y mi falta de atención hacen que mi vida se vaya acelerada, lenta, masticable; hacen que el tiempo se escurra en la búsqueda de unas llaves, del celular, de los lápices, cuadernos, libros, monedero y sacapuntas. Ya no encuentro mi liberta de dibujo y eso que ya faltaba poco para llenarla.
Paréntesis general: (Algo le pasa a nuestro boiler, me da miedo prenderlo pero lo tengo que hacer al fin y al cabo. El agua fría me gusta pero no en las mañanas de noviembre guanajuatense. El refrigerador tiene un sonido fantasmagórico.)
Mi solvencia económica cada vez es más difusa, el sueldo poco a poco se desvanecerá y entonces tendré que ponerme seria. Muy seria y vendrán los tiempos secos. Y todo por escoger a la literatura (¿vía de escape? ¿entretenimiento puro? ¿forma de vida? Ficticia forma de vida por supuesto refugio), bueno, en general todo es lo mismo. Todo. A veces siento que la delicuencia me llama:

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