De repente yo sólo escucho el gobierno, el gobierno, el gobierno y el gobierno. La muertes, las costumbres en el Itsmo de Tehuantepec. Las muertes de nuevo y lo que cuesta (no sólo hablo de dienro) consumir un gramo de cocaína. Escucho los recuerdos y que los mundos se numeran.
De repente escucho los parpadeos de la gente que no le gusta hablar. La señora que se sienta en el tronco del árbol en medio de la carretera. Escucho la madrugada y los dientes morder.
De repente yo no escucho.
Y sigue el derecho a la educación.
2 comentarios:
En que andas hija?
pues ya ves hijo siempre de arguendera disperatada jajaj me encontré con una manifestación en Pochutla Oaxaca... nos atraparon tres horas...
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