
La madrugada. Es la madrugada la que se me sube por la espalda.
Y mañana o mejor dicho en un rato las cosas comienzan, una de ellas el Taller sin rostro 2.0 y me emociono de nuevo porque de nuevo aprendo.
Y tengo una idea, la apertura de ese momento volando papalotes en un parque.
Que se despeje nuestra imaginación viendo cómo vuelan esas partes de papel y madera.
Los resentidos pueden decir lo que quieran, en la mañana de los papalotes nada importa.
La semana: pesada porque muchas ideas no cuadran con las mías. Siempre la necesidad de ser lo contrario. Analicemos esos discursos que nos disgustan con el principio de cooperación. Todo esto para que nos muerdan los dientes, nos entierren vivos o nos manden a vivir a Ciudad Juárez.
Esta semana me enfrenté una y otra vez a enormes cascadas en los callejones de la ciudad que extraño aún estando en ella. Antes odiaba esas cascadas, ahora me gustan y salto sobre ellas.
Estoy segura de que detesto leer poesía en voz alta en un salón de clases. Me gustaría leerla pero cayendo de un paracaídas. Las cosas a las que viene a caer uno cuando se es un renegado.
Yo me sigo con los papalotes y con esa voz de Tom Waits, en esta madrugada atómica de física teórica. Tom Tom Tom.
1 comentario:
bonito
Publicar un comentario