Parece que el insomnio está de moda.
Los días nublados han desaparecido pero eso no implica nada.
Perdemos el tiempo, eso es lo que hacemos. Las nuevas generaciones perdemos el tiempo. Yo no me asumo dentro de un tiempo generacional pero nací para contradecirme.
Para contradecirme y para desconocer. Nací para escuchar música y para contradecirme y desconocer.
Estudiar conceptos, pensar, escribir en voz alta. ¿En dónde uso la vida, en dónde la practico? no hay respuestas a cuestionamientos absurdos. No conozco el mundo. No sé de la gente. Tengo frustraciones antropológicas.
Cuatro años invertidos en aquella ciudad llena de callejones, cuatro años subiendo los cerros. Años que parecen días. Cueva en la que no redacto, Cueva en la que he vertido puntos y comas por todas sus esquinas. ¿Quién cree fielmente, verdaderamente en lo que hace? no hay respuestas a cuestionamientos absurdos.
Pierdo mi tiempo los jueves por la mañana, una pérdida que va contra mi voluntad y mi rostro me delata, todas mis facciones me delatan.
Pesimismo, indiferencia, no hay relatos a conceptos tan vacíos.
Aquí no hay imágenes, no hay música. No hay.
Siempre estará la huida como consuelo.
Siempre estará el retorno como consuelo.
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