03:52 a.m. autofraude.

Vi algo moverse por los arbustos, era una gato. No le tomé importancia y seguí corriendo, pasaba por el panteón, veía todas esas lápidas, esas tumbas secas y pensaba en su inmovilidad. Corrí velozmente para contrastar el estado de las lápidas con mi movimiento.
Regresé a casa y seguí leyendo una novela (soy de esas simples aspirantes), en ese relato se me presentaron unas líneas que hacían alusión a la muerte como nuestro único presente. Luego encontré unas líneas sobre el tiempo: "...y ahora que estoy más cerca de la tumba que de la matriz, me enfrento de nuevo a la misma conclusión, el tiempo es una ilusión, no un problema filosófico sino un fraude".
Odio al personaje principal de la novela: Benito Torrentera (Lodo de Guillermo Fadanelli), supongo que es un personaje precisamente creado para ser odiado o para desesperar al lector pero confieso que hay muchas oraciones emitidas por Benito en el texto que me hicieron detenerme a pensar.
En estos días he pensado mucho en el tiempo, en su avance y a veces en su quietud. Me he ido volteando hacia atrás, los seres humanos tenemos esa debilidad de la añoranza, todos pensamos en aquellos tiempos en los que fuimos felices. Todos tenemos más de un recuerdo almacenado. Algunos somos como los Cronopios, tenemos los recuerdos dispersos, vagando y volteados de cabeza. Hay otros como los Famas que hasta organizan sus recuerdos por día, hora, les ponen nombre y los acomodan alfabéticamente en el almacén.
Veo que la quietud corresponde a la muerte, no hablo de la muerte como nuestra extinción del mundo. Hablo de la muerte como la ausencia de movimiento. Yo he muerto varias veces, más de uno hemos muerto más de una vez. Hay una extraña correspondencia entre la muerte y el tiempo.
Quizá si el tiempo es un fraude la muerte también lo sea. Quizá si el tiempo es una ilusión sea verdad que la muerte es nuestro único presente.
Una vez le dije a un amigo que yo no le encontraba ningún sentido a nada y él me dijo que eso era porque estaba tomando conciencia sobre la muerte. Eso me dijo mi amigo de la infancia rara, mi amigo que de niño tuvo conciencia de la muerte gracias a una pregunta que hizo a su madre acerca del veneno.
Pienso en el desgaste físico pero más en el mental. Nuestro deterioro cerebral. ¿Cuánto tiempo tenemos los seres humanos para acabar con nosotros mismos?
¿Nos alcanzará el tiempo para conseguir un buen trabajo, comprar una casa, un auto y tener seis hijos?
¿Nos alcanzará el tiempo para levantarnos un domingo desayunar todos juntos y ser interrogados por nuestros hijos preguntando qué es lo que realmente hubieran querido hacer en la vida?
Me cuesta trabajo creer que el tiempo es una ilusión pero me cuesta menos el creer que no es una cuestión filosófica. Y bueno, muchas veces he pensado que todo es un fraude. Así que puedo creer que el tiempo es un fraude.
No me acuerdo en qué momento mis huesos se alargaron pero recuerdo perfectamente las fracturas que tuve de niña.
No tengo una conciencia precisa del tiempo pero sí de la muerte, de la falta, la pérdida y la ausencia de movimiento. El hombre de la ridícula sonrisa permanece perfectamente inmóvil, ¿está muerto?
A veces pienso que la única prueba de que estamos atados al tiempo es el atardecer, la gente que hemos visto con detenimiento los atardeceres sabemos por qué. Somos otros con el atardecer. Podríamos hacer cualquier cosa al atardecer, incluso ser dueños del tiempo y masticar a la muerte.
Cómo vemos el mundo en el que estamos, inmersos en una sociedad compleja, ni siquiera sé cómo funciona mi cerebro. Sólo sé que como todo tiene correspondencias.
Ahora me doy cuenta que es difícil mantener una postura durante toda tu vida (antes creía en la revolución (ahora me es difícil creer siquiera en el término) y escuchaba música rastafari que terminé regalando a los rastafaris de la facultad el primer año en la universidad, antes cuando era niña creía en dios ahora no, cuando iba al jardín de niños me encantaba comer hígado ahora pienso que es una aberración, creía que sería bióloga marina ahora y llevo cuatro años estudiando algo completamente distinto, pensaba que cuando tuviera la edad suficiente me involucraría en la política ahora creo que es lo último que haría, una vez me pinté el cabello ahora pienso que jamás me lo volveré a pintar, pensé que mi primer enamoramiento duraría toda la vida y ahora veo que la vida es más amplia de lo que pensamos, antes era ferviente fan de los Beatles y las pinturas de Gauguin, después perdí los pocos discos que había adquirido y regalé el único libro que tenía del pintor).
No sé del tiempo, no sé de la muerte pero sí de los recuerdos y las armaduras viejas que cargo todos los días cuando intento tener las palabras en la escritura, en el habla y en la mente.


Una canción que escuchaba antes pero ahora no.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos grossa, sabelo.

Paulina Mendoza. dijo...

7, tú también eres grosso!!!

Anónimo dijo...

Muy cierto Paulina, muy cierto. Eso que llamamos tiempo es banal, efímero o como se le califique tanto que, lo olvidamos. Así de fácil.

Y cuando lo recordamos, es para olvidarlo... Otra vez.

Anónimo dijo...

hay paulina ya volviste a tu lado emo...

Paulina Mendoza. dijo...

Eso pasa con el tiempo Marco, eso es lo que aumenta incertidumbre jojjooojjjooooojo!