Corre, aplasta la mosca que se quedó viendo a través de la ventana.

De cuatro años para acá. Se me vienen estos cuatro años. He aprendido mucho pero también he ignorado otro tanto. He dejado de hacer unas cosas por otras. Y esta noche escucho Radiohead, Animal Collective, Molloy and his bike y Daniel Johnston.
Escucho y veo y me truena la cabeza.

Hace como un mes vi un documental sobre Hunter S. Thompson y me quedé pensando en las bermudas y las armas. Y en los autos viejos y en los viajes por carretera.

Hace cuatro años no pensaba en eso. Hace cuatro años leía Herman Hesse y a Oscar Wilde, escribía cosas y se las mostraba a mis amigos. Hace cuatro años veía el escenario y me emocionaba la música, sobre todo la música que se hace con panderos. Pensaba también en el periodismo, en escribir artículos sobre política, sobre lo que pensaba una tipa de 17 años que escuchaba a Lennon y a Yoko por las noches. Leía diario las columnas de los periódicos y buscaba artículos científicos para obtener puntos extras en física.
Hace cuatro años estaba en un cerro con una pluma, rellenando bolitas en un papel, jugaba México contra Argentina, así como hoy. Me regresé con el doctor que también estaba rellenando bolitas, nos fuimos juntos y yo estaba entusiasmada y nerviosa, él ya estaba resignado, bebimos jugo y agua al mismo tiempo y escuchamos la radio, el partido a punto de terminar, la derrota.
Hubo un cambio, me fui a la ciudad subterránea. Un lugar al que al principio me resistía, pero ahora después de cuatro años, puedo decir que es mi lugar. Un lugar a punto de ser abandonado.
Se acabaron mis materias y busco temas, cosas que me agraden, algo con lo que pueda escribir como cien cuartillas.
Y no sé todavía qué, no encuentro algo que se me pegue totalmente en la cabeza, algo que realmente me interese.
De lo primero que escribí hace cuatro años fue sobre Boris Vian, sobre sus poemas, hice un ridículo análisis que valió para luego escuchar su música.
Después escribí sobre el movimiento Dadaísta, sobre la "muerte del arte", sobre Magritte.
Hicimos muchas lecturas, lecturas colectivas y empezamos a construir un diálogo, un diálogo pesado. Un diálogo basura, uno serio, otro derribador de lo serio, uno cómico, indiferente, a veces con teoría a veces sin ella.
Empecé a leer a Sausurre, a distinguir entre lengua y lenguaje. A leer al círculo de Praga, a Roman Jakobson con la función poética y después no entender a Hjelmslev, ni a Sapir y la lingüística estructural y la conceptualización del mundo. Para luego pasar a Chomsky y comprar Chomsky para principiantes y leer La arquitectura del lenguaje y el minimalismo y la reducción. Y olvidarlo todo, así de fácil, quedarte con ciertas frases, ciertas imágenes y nada más. Quedarte con el frío, con las bancas de cuero, con las crudas.
La Retórica y La Poética de Aristóteles, el diccionario de Helena Beristáin. El encuentro de ensayistas y Simone de Beauvoir. El segundo sexo.
Semántica, el signo y su relación con el mundo, Frege. Polisemia, polisemia.
La vida es sueño, Los viajes de Gulliver, Drácula, Historia de Cronopios y de famas, Fervor de buenos aires, La casa de muñecas, Las flores del mal, Mujeres, El café de nadie, El capote, Nadie los vio salir, Bodas del cielo y del infierno.Luego el clave con Mallermé. Cosas que te decían, cosas que querías o cosas que encontrabas, todo disparejo, todo como quieras, tus ojos y tu tiempo.
Luego D. Fieltroman Aguilar Crocota Ruvalcaba me prestó muchos libros, me regaló otros y vinieron Carver, Bolaño, Bellatín, Kerouac, Bukowsky, Jarry, Paul Auster, Borroughs y Borges de nuevo.
La conjura de los necios, La biblia de neón y los libros de aforismos. Alejandra Pizarnik y la piedra de la locura del mundo.
Pasaron los años entre varios libros, entre varias películas y nueva música para mí.
Escribí sobre Borges, luego Guillermo Fadanelli y Compraré un rifle y Lodo. Sobre el fotoperiodismo y Patricia Aridjis. Y sobre Blanco y un Coup de dés, Revueltas y esas cosas, y sobre Beckett y luego de nuevo sobre Boris Vian y terminé de nuevo con el arte contemporáneo en México y su relación con el pesimismo y la indiferencia anunciada en La era del vacío. Y de nuevo Magritte.
Todo esto para autonarrarme que no tengo una idea clara, pero pienso que las artes visuales y la literatura en estos cuatro años, me han hecho ver y pensar cosas diferentes. Me gustan pues y pienso unirlas. Pero no sé cómo ni cuáles.
Porque quedan muchas cosas por leer y por ver, porque tengo memoria corta y falta de atención. Porque quiero verlas juntas, porque son parte de mi autobúsqueda. Y porque sí.
Pienso de nuevo en Hunter S. Thompson en tener armas para matar tantas palabras inútiles como éstas. Pero pienso más en las bermudas y en largos viajes por carreteras.
Escuchando Let Down de Radiohead. Canción vieja, de hace cuatro años.

3 comentarios:

Mafufa dijo...

Orale Pau...
Que difícil es terminar una etapa de la vida o al menos el comienzo de un final. Piensa, piensa, piensa y repiensa en que te enfocarás hay muchas cosas en las cuales te puedes abstraer...

:D pero antes de todo eso, sé feliz, mijota!!!

Paulina Mendoza. dijo...

El comienzo del final, eso.
A ver qué se me ocurre pero puede que esté suave jojo.
Y tienes razón mijota hay que ser felices!
abrazotes Mafa!

Anónimo dijo...

Vaya.
Magritte, Radiohead...
Me siento en Bruselas.
Saludos