Te vi escupir al río,
y arrancar los débiles árboles que
yo sembré,
los quitaste con tus pies y con las
manos destruiste la raíz.
Hacia dónde van las plantas que
mueren ¿también son polvo?
o reencarnan en líderes sociales,
en activistas que mueven techos
y los ponen para cubrir pedazos de carne ante el frío.
Te vi girar el globo terráqueo de
plástico y señalar un lugar con tu dedo:
tu próximo destino, del que no
piensas volver.
Ese lugar lo convertirás en tu refugio
subterráneo del aire tóxico
que todos respiramos, juntos nos
hicimos la pregunta:
¿Cuántos años vive la gente sentada
frente a un escritorio?
Te vi encender un cerillo y
comenzar un incendio forestal que tardó tres
días en apagarse. Durante ese
tiempo tomaste una cámara de vídeo
y filmaste 72 horas de ramas en
llamas, transformando lo verde en rojo.
Enseguida me preguntaste: ¿esta
película será un éxito en Cannes?
Te vi sentado en la banca de un
parque con tu cabeza apoyada a la palma de tu mano
y la otra con un palo deshaciendo
hormigueros.
Estabas ahí, supongo pensando en
algo realmente importante,
pero quizá solo estabas matando el
tiempo, ¿con qué pieza eléctrica de tortura eliminarás las horas?
Te vi escribiendo en una servilleta:
“los nacionalismos son parte del sistema político liberal colonial patriarcal
capitalista”.
Y en tu libreta pusiste la
siguiente pregunta: ¿estas son palabras para retar al tedio?
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